La indagación en la
educación primaria.
Durante las diferentes prácticas docentes que he
realizado pude observar que los docentes no se interesan por el aprendizaje
satisfactorio de sus alumnos, ya que es poco el trabajo que realizan para
abordar sus temas, en cuanto a la asignatura de ciencias naturales son escasas
las actividades dinámicas que se han desarrollado, las cuales sólo concluyen en
un copiado, resumen o preguntas y respuestas sin análisis de los temas.
Considerando lo anterior me permito argumentar que es la
escuela la institución que debe encargarse de transmitir conocimientos
científicos, pues ahí, el docente puede aplicar actividades que llamen la
atención de los alumnos, tomando en cuenta sus conocimientos previos, y así es
posible que los alumnos aprendan a través del método indagatorio, involucrándose
en muchas de las mismas actividades y procesos de pensamiento
que los científicos utilizan para producir nuevo
conocimiento. Son esas actividades dinámicas, las que los niños prefieren, y he
observado que es como mejor aprenden, ya que interactúan con su medio,
aplicando lo que saben y preguntando lo que les interesa.
Podemos observar que con este método los niños observan,
plantean preguntas y experimentan con objetos y fenómenos reales y cercanos. Así
como razonar, discutir, compartir ideas y construir conocimiento. Las
actividades se organizan en secuencia que guían la indagación pero también
dejan espacio para que los niños se desenvuelvan con autonomía.
La actividad de indagación puede convertirse en una
primera situación de reconstrucción, ya que cada alumno se encontrará con
opiniones diferentes a la suya, con ideas que lo obligan a replantearse lo que
afirma y argumentar sobre lo que piensa, pues bien sabemos que los niños tienen
la curiosidad de encontrar una explicación a la enorme cantidad de fenómenos
naturales que ocurren en el mundo que viven, un mundo en que los medios
de información social lo bombardean con noticias y conocimientos, algunos de los cuales son
realmente científicos que a menudo lo preocupan y angustian.
Como bien sabemos ni la
familia, ni los medios de comunicación
social ni el desarrollo
espontáneo del niño en la vida colectiva, le brindará conocimientos
sistematizados como los que un docente le puede brindar, es por ello que es un
deber social el que se le ha asignado a la escuela, porque a pesar de que en
casa y en la sociedad, el niño tiene la libertad de explorar, preguntar,
curiosear, no serán tan precisas las respuestas que se le den como en la
escuela, con docentes capaces de transmitir conocimientos científicos y de
indagar junto al alumno, sobre los sucesos que a éste le interesen.
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